Los musulmanes utilizan menos los documentos legales, la palabra es determinante, esto hace que las negociaciones sean mucho más lentas, ya que es necesario establecer una relación personal que establezca una confianza entre las partes.
Para los musulmanes no importa quien tenga el mayor beneficio, lo importante es que el negocio genere ganancias para ambas partes. Es de mucha importancia conocer sobre las restricciones de la religión islámica al momento de hacer negocios, como su prohibición al consumo de alcohol, el consumo de carne de cerdo, de tabaco, entre otros vicios.
Para los musulmanes esta prohibido hace la usura, o pago con intereses. “Dios maldice las personas, el lugar, la pluma y el espacio donde se celebren pactos de usura”. En el islam se realizan préstamos pero a los musulmanes solo les interesa que se les pague lo que se prestó, no toman en cuenta los intereses.
Con respecto a la mujer, ellas no tienen influencia en las negociaciones, solo se dedican al hogar. En dado caso que el musulmán vaya con su esposa hay que tener en cuenta que si esta lleva la Burca (pañoleta que cubre todo el cuerpo de la mujer), el hombre que esté negociando no puede darle la mano.
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